Pérdida y degradación de los hábitats
En México, uno de los factores más importantes que dañan la biodiversidad es la actividad antrópica, que hace peligrar los hábitats existentes con acciones como:
- La construcción de infraestructuras en detrimento de los espacios naturales.
- La expansión de las actividades agrícolas para la explotación de los recursos naturales.
- El crecimiento de los asentamientos humanos.
Todo esto conlleva una degradación y pérdida de los hábitats y conlleva una disminución de biodiversidad. También existen acciones que desestabilizan los ecosistemas, como son la introducción de especies exóticas invasoras, las cuales, al encontrarse en un medio apto para su desarrollo y sin depredadores naturales, se expanden con rapidez y cambian las condiciones del medio y el equilibrio del bioma.
Sobreexplotación de los recursos naturales
La deforestación provoca desertización de los hábitats y pérdida de biodiversidad, mientras que actividades como la sobrepesca merman las poblaciones naturales de las especies de un ecosistema, pues la tasa de extracción de los recursos es superior a la de restauración de los mismos.
Contaminación
Los seres humanos producimos una gran cantidad de desechos que, de no ser dispuestos y gestionados de la manera adecuada, terminan en el medio, contaminándolo y destruyendo sus características originales. Acciones como:
- El empleo desmesurado de sustancias químicas: como insecticidas y fertilizantes.
- La generación y uso ingente de plásticos de un solo uso.
- La producción industrial asociada a la emisión de gases de efecto invernadero.
- Las prácticas intensivas agrícolas: que contaminan suelos y acuíferos provocan un impacto negativo sobre los ecosistemas y llevan a la pérdida de biodiversidad en México.
Cambio climático
El calentamiento global como consecuencia de la actividad de los seres humanos desemboca en un cambio climático que afecta a todas las especies existentes, pues cambia las condiciones ambientales a las que están adaptados. Esto puede derivar en una pérdida de adaptabilidad y, por tanto, una disminución en la capacidad de supervivencia de determinados organismos, ya que el desarrollo de adaptaciones evolutivas a las nuevas condiciones no puede hacer frente a la rapidez con la que está cambiando el clima.
Turismo no sostenible
La afluencia sin control de personas a ecosistemas puede provocar su desequilibrio y destrucción, debido a los impactos que este acarrea, lo que conlleva una degradación del sistema y de la fauna y flora asociadas a él. Esto se puede ver de manera clara en hábitats como los arrecifes de coral, los cuales son agredidos por la enorme intensidad turística que soportan, con la consiguiente destrucción de los corales, que tardan largos períodos de tiempo en recuperarse de los daños sufridos.
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